Comercio electrónico y ofertas: combinación perfecta para Viernes Negro
Por Claudia Gómez Llamas, vicepresidente de Marketing & Ventas Internas en Schneider Electric México y Centroamérica
El Black Friday o Viernes Negro se realiza en Estados Unidos desde 1961, y su nombre nos da una idea clara del objetivo; el término “negro” se refiere al Estado de Resultados de los comercios que, durante este periodo, pasa de números rojos a negros gracias al superávit. En la región, adoptamos esta práctica y tanto comercios como usuarios se benefician del movimiento económico que se genera.
Este año, el Viernes Negro tiene un objetivo mayúsculo, pues como todos sabemos el consumo interno se ha desplomado en los últimos meses por varios motivos, siendo uno de ellos la pandemia de COVID-19. Adicionalmente, el reto se plantea complejo pues se busca evitar aglomeraciones que puedan poner en riesgo la salud de la población.
Según Kantar, el crecimiento del comercio electrónico en Latinoamérica se aceleró con la llegada de la COVID-19, y nuevos usuarios probaron el canal por primera vez, lo que llevó a un aumento en la penetración: el 8,5% de los hogares de la región compraron algo mediante el comercio electrónico durante el aislamiento. Y hoy, tras ocho meses de encontrarnos a resguardo en nuestros hogares debido a la COVID-19, nos hemos vuelto mucho más capaces y confiados para adquirir cualquier cantidad de productos y servicios, a través del comercio electrónico, la opción de compra que sin duda será de las favoritas.
Las medidas de confinamiento tomadas en casi cualquier población empujaron a los negocios -grandes y pequeños- a replantear sus estrategias de comercialización para, más allá de no quedarse rezagados, continuar activos económicamente e ir solventando la difícil situación actual.
La crisis del COVID-19 ha reforzado la importancia de la agilidad, la eficiencia y la resiliencia. Los negocios necesitan ahorrar costos, así como desarrollar con mayor capacidad y solidez, y para lograr ambas, la solución es la digitalización y la conectividad.
Durante la crisis, aquellos que estuvieron completamente conectados, tuvieron una ventaja significativa, mientras que aquellos que no, hoy están tratando de ponerse al día. La crisis de COVID-19 ha sido un acelerador masivo de lo digital, reforzado por las necesidades centrales de que todo sea remoto, resistente, eficiente y sostenible.
De esta forma, ante el incremento de las ventas en línea, el contar con una plataforma de comercio electrónico ya no es suficiente. Es vital que la infraestructura esté totalmente habilitada para ofrecer una experiencia satisfactoria al usuario y por ello, cabe considerar factores como precio, logística, facilidad de uso y atención postventa, siendo ésta un punto importante en la experiencia digital del usuario.
Para los nuevos compradores que han ido surgiendo, ofrecerles la mejor experiencia en compra es sin duda el principal diferenciador entre un negocio exitoso a largo plazo y otro con éxito repentino.
Iniciativas como el Viernes Negro, crisis como la COVID-19 y fechas tradicionalmente comerciales como la ya muy cercana Navidad, están empujado a muchas marcas a participar activamente en el mundo del comercio electrónico, algo fundamental para continuar en el mercado actual bajo la nueva normalidad.
Finalmente, es importante decir que, para estar en línea con esta nueva normalidad, no todas las empresas deben tener necesariamente un canal de comercio electrónico propio. En el sector B2B es sumamente habitual que las marcas ofrezcan sus servicios y productos a través de la infraestructura digital de sus distribuidores y socios comerciales, quienes aportan su experiencia y conocimiento para preservar la reputación y buen nombre de sus clientes.
Entonces, ya no hay pretextos ni motivos para postergar más este tema en su negocio y así, formar parte de las ventas que resultarán del Viernes Negro de 2020.