Falla Cardíaca: una enfermedad mortal que predispone un peor pronóstico frente al Covid-19 ​

09 Mar

Falla Cardíaca: una enfermedad mortal que predispone un peor pronóstico frente al Covid-19 ​

• Alrededor de 64 millones de personas en el mundo sufren de falla cardíaca, padecimiento que se ha convertido en una de las principales causas de muerte.

• El 50% de los pacientes con falla cardíaca fallecen cinco años después de su diagnóstico.
Marzo 2021 (Ciudad de Guatemala, Guatemala) – Alrededor de 64 millones de personas en el mundo tienen un diagnóstico de falla o insuficiencia cardíaca, representando uno de los problemas más importantes, y en aumento, de la salud pública. La falla cardíaca (FC) se manifiesta cuando el corazón no logra bombear de manera eficiente la cantidad de sangre que el cuerpo requiere o no consigue llenarse de sangre; y puede presentarse debido a otras enfermedades preexistentes en el paciente, como presión arterial elevada o enfermedad de las arterias coronarias.

FACTORES DE RIESGO
• Presión arterial alta
• Diabetes
• Consumo de tabaco y alcohol
• Enfermedad de las arterias coronarias
• Obesidad
• Apnea del sueño

SÍNTOMAS
• Falta de aire
• Fatiga o debilidad
• Falta de apetito y náuseas
• Dolor en el pecho
• Hinchazón en piernas, tobillos y pies
• Reducción del flujo sanguíneo al cerebro lo que puede provocar sensaciones de mareo y confusión, entre otros

FUENTE: MAYO CLINIC4

La FC es considerada una enfermedad crónica degenerativa, y se calcula que la mitad de los pacientes fallecen cinco años después de su diagnóstico.

“Es alarmante el incremento en el número de casos nuevos de pacientes con falla cardíaca y la afectación en vida de estas personas, quienes pueden llegar a ver un deterioro en su salud mental, emocional y en su calidad de vida,, situación que durante la actual pandemia del Covid-19 puede afectar el proceso de recuperación de los pacientes, empeorando su función cardíaca e incluso causando la muerte”, indicó el Dr. Esteban Coto, Director Médico de AstraZeneca Centroamérica y Caribe.

Recientes estudios indican que durante el 2020 en Estados Unidos, casi el 40% de las personas hospitalizadas por el virus presentaban alguna cardiopatía. El virus del Covid-19 puede afectar de manera importante a personas con afecciones cardíacas no controladas, como falla cardíaca, hipertensión (presión arterial alta) o enfermedad de las arterias coronarias, complicando el proceso de recuperación del paciente.

Además, de ser una enfermedad común, los sistemas de salud pública a nivel mundial están enfrentando grandes retos debido a los altos costos que implica la atención y el control de los pacientes con esta enfermedad, considerando que para el 2012 se generó una carga económica a nivel mundial, asociada a la atención de la enfermedad de $108 mil millones; y teniendo en cuenta que la tasa de mortalidad ha presentado escasas mejoras en los últimos 10 años.

Según datos, en la Unión Europea (UE), la FC es la principal causa de hospitalización en los adultos mayores de 65 años y aproximadamente de las personas que se encuentran en los centros hospitalarios, entre el 30% y 40% son diabéticos,, incrementando el riesgo de ataque cardíaco o accidente cerebrovascular en comparación con las personas que no la padecen.

Dicho lo anterior, un tratamiento adecuado en un padecimiento crónico como la FC colabora para ofrecer al paciente una mejor calidad de vida al tiempo que disminuye las probabilidades de tener complicaciones y llegar a un punto crítico, como la muerte. Los resultados del estudio clínico fase III DAPA-HF reportaron una reducción del 26% en el riesgo de la combinación de muerte cardiovascular y de complicaciones como la hospitalización por FC versus el placebo (pastilla sin eficacia terapéutica).

Adicionalmente, es importante que la población tome en cuenta medidas preventivas para disminuir la incidencia de falla cardíaca, entre ellas, evitar el consumo de tabaco y alcohol, el control de otras enfermedades asociadas como la presión arterial alta y la diabetes, realizar actividad física y reducir el consumo de alimentos altos en grasas, azúcar y sal.